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El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa de San Vicente de la Barquera a Cicera

Alcanzar el monasterio de Santo Toribio de Liébana por otra ruta alternativa al trazado convencional que transcurre desde San Vicente de la Barquera, era nuestro objetivo.

Ahora se trataba de descubrir otros valles de Cantabria, concretamente la cuenca baja y media del Nansa, más desconocidos pero no por ello menos hermosos y tan cargados de historia como el resto de las rutas que conducen a Santo Toribio.

En sus casi setenta kilómetros de recorrido descubrimos paisajes inéditos para nuestro ojos, pequeños núcleos de población encaramados en lugares casi imposibles de imaginar y la constancia del hombre en su lucha por la supervivencia, siempre en busca y conquista de un territorio agreste que le permitiera realizar sus labores agrícolas y ganaderas, sustento fundamental de las gentes de estas tierras.

Convento de San Luis, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Convento de San Luis en San Vicente de la Barquera punto de partida del Camino El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Al despuntar las primeras las luces del día tomamos como punto de partida San Vicente de la Barquera por entender que es la población más notable del recorrido hasta que lleguemos a Potes, si bien en este caso encaminamos nuestros pasos hacia La Acebosa, en vez de hacerlo por el clásico Unquera y a sabiendas del bello espectáculo que nos perdíamos al omitir de nuestra ruta la siempre espectacular ría de Tina Mayor, salida natural al mar del río Nansa y entrada al Valle que este forma en su descenso desde las cumbres de Sierra de Peña Labra.

Intentábamos con esta decisión ajustarnos lo más posible al trayecto oficial de este trazado.

Desde la localidad de La Acebosa iniciamos el camino con dirección a Serdio, pequeña localidad que se caracteriza por ser el último punto desde donde se contempla el mar, gracias a sus impresionantes vistas sobre la costa.

Serdio, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Vista panorámica de Serdio con el Cantábrico como telón de fondo, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Desde Serdio dirigimos nuestros pasos hasta alcanzar Muñorrodero, punto de partida de la Senda fluvial del Nansa, cuyo trazado recorreremos a lo largo de varios kilómetros y que nos permite descubrir parte de la flora y fauna de la ribera del Nansa.

A pesar de que nos suponía agregar más recorrido decidimos continuar por el trazado oficial de la Senda fluvial hasta alcanzar Camijanes, el paisaje merecía la pena, el tiempo de llegada no nos apremiaba y debíamos de cumplir con la palabara dada a nuestros amigos de El Solaz de Los Cerezos que nos habían ofrecido las viandas para el posterior almuerzo.

El Solaz de los Cerezos es ese alojamiento rural con el que todos hemos soñado y al que os invitamos a que conozcáis. Como siempre, Chavela y Manuel superaron todas nuestras expectativas y la verdad es que los aromas que se desprendían de la cesta – que con tanto gusto nos habían preparado – casi, casi, se hacían irresitibles, pero… había que esperar.

EL Nansa en Camijanes, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

EL Nansa en Camijanes, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Desde Camijanes dirigimos nuestros pasos a la ermita del Cristo de Bielva, lo cual también representaba un pequeño desvío sobre el trazado oficial, pero teníamos cierto interés en conocer la ermita, su entorno y sus “famosas escaleras de 400 peldaños”.

En Bielva orientamos nuestros pasos hacia Puente la Rudo, lugar donde franqueamos el río, para continuar por la otra margen con dirección a Cades y su Ferrería, la cual bien merece una visita y que por supuesto nosotros no nos perdimos.

Ferreria de Cades,El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Ferreria de Cades, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Aprovechamos la parada para un pequeño refrigerio en el pequeño parque que hay junto a la ferrería de Cades y descansar un rato antes de emprender los diecisiete kilómetros que nos quedaban para llegar a Cicera punto final de la etapa trazada.

Tras dejar Venta Fresnedo a nuestras espaldas, y a poca distancia abandonamos la carretera autonómica CA-856, para tomar la CA-282 con dirección a Sobrelapeña.

Lo que en un principio había comenzado con un día soleado, se torno en brumoso y con una suave pero constante llovizna que hizo imprescindible el uso delchubasquero, pero eso era lo de menos, el paisaje era espectacular y es lo que importaba.

No poder visitar el interior de la iglesia románica de Santa Juliana en Lafuente nos causó un cierto pesar, nos conformaremos con mostraros una foto del exterior de la misma, pues nos habría gustado poderla disfrutar en su integridad.

Iglesia Romanica de Santa Juliana de Lafuente, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Iglesia Romanica de Santa Juliana de Lafuente, El Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Encaminamos nuestros pasos hacia Los Pumares, una vez superado el lugar, abandonamos la CA-282 y tomamos el camino que nos conduce hasta Cicera, punto de destino de esta etapa y donde pernoctamos tras un intenso día, en el que disfrutamos de magníficos paisajes que a buen seguro recordaremos durante largo tiempo.

Cicera, Camino Lebaniego por el Valle del Nansa

Cicera, Camino Lebaniego por el Valle del Nansa