Al sur de Cantabria, como frontera natural con su vecina Castilla, el recién nacido, el río Ebro, en sus sesenta kilómetros de recorrido, atesora en sus orillas tal cantidad de recursos de toda índole, paisajísticos, arqueológicos, arquitectónicos, que convierten a esta comarca en un auténtico Tesoro. Thēsaurós.
Los lugares y los tesoros del sur de Cantabria.
Adentrarse en este territorio para descubrir tan imponente legado, supone un ejercicio de imaginación y de conocimiento, sin ambos, el viajero se perderá la importancia y la trascendencia de los valores que irá descubriendo en su recorrido.
Fontibre y Tobazo, dos nombres propios, inicio y fin del recorrido, que a modo de paréntesis encierran los increíbles paisajes formados por la erosión del río y el legado de los humanos que habitaron estas tierras desde la prehistoria.
De las entrañas de la Sierra de Hijar, surgen las aguas que dan origen a la formación de las cabeceras del río, siendo Fontibre quien ostenta el honor de dar nombre al recién nacido, impuesto por Marco Porcio Catón allá por el 200 A.C.
En la distancia saludan sus juveniles aguas las altivas torres del castillo de Argüeso y aunque no se vean, ambos se saben próximos y con vínculos comunes a la historia del Valle del que forman parte.
Reinosa, a veces atemorizada por la bravura de los fuertes deshielos, recibe al Ebro con un sencillo puente, pero fundamental para la constitución del Camino Real entre la meseta y la costa.
Siguiendo el curso del río y desde un altozano, el actual pueblo de Retortillo, antiguo asentamiento romano de Juliobriga, donde además de poder visitar sus restos arqueológicos, el centro de visitantes y la iglesia románica aledaña, nos servirá de atalaya para contemplar la espadaña de la románica iglesia de Bolmir y los meandros que se forman antes de detener sus aguas en el embalse a quien también da su nombre “El embalse del Ebro”.
Es el embalse un entorno singular, flanqueado por amplios pastizales y bosques de arbolado autóctono. Y donde en días serenos y claros, sus aguas reflejan las cumbres nevadas de Alto Campoo.
Bordeando el embalse, llegaremos a la localidad de Arroyo, lugar donde se encuentra la presa que retiene el agua y punto de partida del camino que nos conduce al Santuario de Nuestra Señora de Montesclaros.
Es este monasterio lugar de culto muy arraigado para los pobladores de los valles de Campoo, donde veneran la imagen de la Virgen, su patrona, desde tiempo inmemorial.
Un lugar perfecto para perderse y encontrarse…….
Desde aquí, seguiremos viaje aguas abajo ….