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Cantabria en Coche. El Valle de Cabuerniga, de Cabezón de la Sal a Bárcena Mayor
Esta ruta coincide con la denominada “Ruta de los Foramontanos“, así llamada por ser el camino que tomaban los cántabros que salían de las montañas, tras la reconquista, para repoblar las tierras de Castilla.
Toda la zona es un inmenso bosque de tonos cambiantes, con grandes extensiones de avellanos, abedules, sauces, robles, hayas u olmos, entre otras especies arbóreas, moteado de pequeños pueblos caracterizados por sus casonas de piedra, con grandes solanas y balcones.
Cabezón de la Sal.- El punto de partida de la ruta es Cabezón de la Sal, una de las principales localidades de Cantabria que conserva un importante número de calles y casas típicas. Se toma la CA-180 camino del valle de Cabuérniga.
Carrejo.- Situado a orillas de la carretera, este pueblo se distingue por la gran cantidad de casonas montañesas que integra. Una de ellas, la casona-palacio de Los Haces, alberga el Museo de la Naturaleza de Cantabria.
La ruta llega al puente de Santa Lucía, que salva el río Saja, y se adentra por los prados y bosques cabuérnigos.
Carmona.- En la localidad de Valle tomaremos la CA-182, que a través de la Collada de Carmona llega a la localidad de este mismo nombre, considerada Conjunto Histórico-Artístico. Las calles y barrios de este pueblo mantienen una cierta uniformidad en sus construcciones, con casonas típicas de la región, muchas de las cuales ostentan en sus fachadas el blasón familiar. Los arcos de piedra de sillería y las solanas adornadas con flores completan la visión del hermoso caserío carmoniego.
Bárcena Mayor.- Para llegar al destino, hay que desandar el camino hasta Valle, para tomar la CA-280 que atraviesa las localidades de Terán, Selores, Renedo y Fresneda y que se adentra en el valle del Saja. La ruta se desvía por la CA-817 hasta Bárcena Mayor.
Esta localidad se encuentra a orillas del río Argoza, que la atraviesa y el que es posible cruzar por un antiguo puente de piedra. La aldea conserva aún el ambiente típico de su remoto origen, que algunos datan en el siglo IX, con un peculiar conjunto arquitectónico muy denso y concentrado.