Cantabria en Coche. Costa occidental, de Suances a Comillas

Esta ruta transita por paisajes agrestes, por carreteras flanqueadas hacia el interior por sierras cada vez más abruptas, y hacia el mar por hermosos acantilados.

Suances.- La ruta parte de la localidad marinera de Suances, uno de los núcleos turísticos más destacados de la zona por sus playas. Tomaremos la CA-351 que atraviesa los pueblos de Tagle y Ubiarco.

En este último, perteneciente al municipio de Santillana del Mar, se halla la playa de Santa Justa, así llamada porque en las rocas de su acantilado se ubica una ermita en honor de esa santa.

Santillana del Mar.- La carretera, que asciende entre prados hasta un mirador desde el que se pueden contemplar unas magníficas vistas de los acantilados de la zona, llega a Santillana del Mar.

Esta villa medieval de empedradas callejuelas está calificada como Conjunto Histórico Artístico y es, desde hace décadas, uno de los centros culturales más importantes de Cantabria.

La villa se estructura en torno a varios centros de funciones muy definidas como la plaza de las Arenas presidida por la Colegiata; la plaza de Ramón Pelayo, que fue originalmente la plaza del Mercado presidida por las torres del Merino y de Don Borja, así como la Casa Consistorial y el área de los conventos de Regina Coeli y de San Ildefonso. Desde allí, desviándonos por la CA-133 y 134, se llega hasta el Museo Nacional de Altamira.

Cóbreces.- La ruta prosigue por la CA-131 hacia Cóbreces, pueblo costero que además de contar con una bonita playa, la de Luaña, integra distintos barrios en los que se pueden contemplar algunas casonas montañesas del siglo XVIII, e interesantes edificios religiosos. Entre estos destaca la Abadía Cisternciense de Santa María de Viaceli, construída en 1908.

Comillas.- La ruta llega a Comillas, declarada Conjunto Histórico-Artístico. Esta villa, que fue lugar de veraneo real, alberga en su casco edificios de gran valor arquitectónico como el Palacio de Sobrellano, la Universidad Pontificia y el Capricho de Gaudí. Su pequeño puerto, bordeado de tabernas típicas, sigue manteniendo su actividad pesquera